La ventana: noviembre 2009
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    Consecuencias del amor.




    Mentiría si atrapara con mis manos
    la armonía más perfecta
    que pudiera contemplarse,
    pues no puedo arrebatarte
    ni tus ojos, ni esa forma
    tan intensa de mirarme.

    Robarían si pudieran mis oídos
    el sonido más humano
    que tu boca desprendiera,
    pero no pueden llevarse
    ni tus suspiros si quiera,
    porque no les pertenecen.

    Mas por eso te imagino
    y se rompen mis esquemas
    cada noche, entre mis sueños.

    Pues la vida no merece
    ni la pena que yo sufro,
    ni la pena que tu sientes
    por raptarte mentalmente
    del lugar donde resides;
    y llevarte de repente
    a un lugar desconocido;
    y besarte lentamente
    hasta ahogar a mis sentidos.

    Amor matemático.



      
    Nuestro amor matemático,
    se resuelve en ecuación:
    sin querer, cálculo errático,
    la X dio "mi corazón". 


    Sumando nuestra amistad,
    restando las asperezas,
    al cubo elevada está
    mi atracción por tu entereza.


    Multiplico tu belleza
    con tu bondad cuadrada,
    divido "- franqueza"
    y la integro en mi arrogancia.


    Nuestro amor matemático,
    se resuelve en ecuación:
    sin querer, cálculo errático,
    la Y dio "tu corazón". 


    Combino mi desparpajo
    fraccionado en cuatro partes:
    tres cuartos para tu cuerpo
    y un "cuarto" para tu "arte".


    Ahora todo se iguala:
    despejamos variables,
    (X + Y) señala
    nuestro amor incalculable.

      


    (Revisión del original)

    730 días.




                        Si volviera a mi memoria del revés,  
                        estaría hoy tan lejos como a uno de tus pasos,
                        tras un muro de palabras desmedidas.
                        En tal día como aquel se convertía
                        cada sueño en un cruce de intenciones.
                        Ilusión tras ilusión, pude sentirte
                        en lo más lejano de mi alma.
                        Nadie más entendería este universo
                        tras las puertas de mi corazón.
                        Obediente sensación fue desearte
                        solamente aquí, junto a mi lado.

                        Todavía mis sentidos se rebelan contra mí,
                        Rebujándome el recuerdo con ese amor
                        enfundado en un trozo de cristal
                        intemporal, que se clavó en mi piel.
                        No sólo sentí dolor, sino que lo deseaba.
                        Todavía está marcada de suspiros
                        aquella cicatriz que el destino suturó.

                        Del rescoldo del fuego con que jugamos
                        incendiamos nuestras vidas de pasión.
                        Aunque pronto esa lumbre se apagó, y tras ella
                        se marcharon cada uno de mis días junto a ti.

     

    Rosa.

    Duerme la rosa en su espera, 
    esperando ser llamada
    por la nueva primavera.

    Crece en su cuerpo la espina,
    y en su piel tan delicada
    su fiereza se adivina.

    Nadie perturba su calma
    pues no quieren marchitar
    la pureza de su alma.

    Y mientras rosa dormida,
    permaneces con Morfeo
    esperando tu salida.

    Castillo de naipes.




    Cuando el muro de unos brazos se derrumba,
    cuando el habla del recuerdo reverbera
    en tu cabeza como un silencio roto.
    Cuando tus ojos se desprenden de ideales
    mas se llenan de esperanza por vivir,
    no hay pasado, ni presente, ni futuro
    en tu memoria, salvo tú. Nadie más.

    Siente el viento que se choca con tu cara
    como gotas de rocío sobre el mar.
    Siente el sol como lo sienten las hojas
    en otoño, pues conscientes de su fin,
    no tienen miedo a morir, porque vivieron.

    Construye tu paraíso sobre el sustrato del suelo,
    porque el cielo ya está lleno de personas
    que sueñan poder tocarlo, mas no pueden alcanzar.
    Y sueña con tu palabra, cree en ti, confía en ti.
    Solo así descubrirás que la vida no está escrita,
    que la tienes que escribir con emociones,
    con momentos de alegría, y con pulsos del sufrir.