Mi muerte está escrita
en la puerta de mi corazón:
Moriría por besarte.
Es cierto, y no te beso,
pues quiero seguir viviendo
eternamente a tu lado.
Por eso para mí un beso
es más que un simple roce de labios,
es una declaración de amor,
un cruce de miradas, un gesto...
Una palabra lanzada al vacío
que supone no tenerte,
o al todo que me supone verte,
y a la nada.
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