La ventana: abril 2009
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    Haiku I.


    El haiku (俳句), derivado del haikai,
    consiste en un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco
    sílabas respectivamente.
    Es una de las formas de poesía tradicional japonesa más extendidas.
    Fuente: Wikipedia


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    Ola de mar.
    Choca con la roca.
    Desaparece.


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    Crisis mundial.... Desde otra perspectiva (Gabriel García Márquez)

    Otra asertiva obra de este escritor latinoamericano: Gabriel García Márquez

    Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14.
    Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
    ‘No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo’.

    El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
    ‘Te apuesto un peso a que no la haces’. Todos se ríen. Él se ríe.
    Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla,
    Y él contesta:
    ‘es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana
    sobre algo grave que va a suceder a este pueblo’.

    Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mama, feliz con su peso y le dice :
    Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
    ¿Y por qué es un tonto?,
    Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según él preocupado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

    Y su madre le dice:
    No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

    Una pariente que estaba oyendo esto y va a comprar carne y le dice al carnicero:
    ‘Deme un kilo de carne’, y en el momento que la está cortando, le dice:
    Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado’.

    El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de
    carne, le dice:
    ‘mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas’.
    Entonces la vieja responde:
    ‘Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…’
    Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

    Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde.

    Alguien dice:
    ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
    ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
    Sin embargo, dice uno, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
    Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.
    Sí, pero no tanto calor como hoy.

    Al pueblo todos alerta, y a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
    ‘Hay un pajarito en la plaza’. Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.
    Pero señores, dice uno siempre ha habido pajaritos que bajan aquí.
    Sí, pero nunca a esta hora.

    Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
    Yo sí soy muy macho, grita uno. Yo me voy.
    Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve.
    Hasta que todos dicen:
    ‘Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos’.
    Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

    Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
    ‘Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa’, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

    Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio
    de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:
    ¿Viste m’hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?

    Esto es lo que en sociología llaman “la profecía autocumplida” o “el efecto Pigmalión”.

    Por eso:
    · No hagas caso del rumor.
    · No seas un instrumento para crear el caos.
    · Lo negativo atrae a lo negativo
    · Sé POSITIVO.
    · Tratemos de construir con visión de futuro y no de destruir lo que tenemos.

    “SI SEGUIMOS HABLANDO Y PENSANDO EN LA CRISIS, INDUDABLEMENTE ÉSTA SE HARÁ MÁS FUERTE". PENSEMOS POSITIVAMENTE Y TRATEMOS DE MANTENER NUESTRAS MENTES SIEMPRE POSITIVAS, SI HEMOS LOGRADO SOBREVIVIR MUCHAS CATÁSTROFES Y HEMOS SALIDO SIEMPRE ADELANTE, POR QUÉ ESTRESARNOS AHORA.

    Te amaré


    Te amaré eternamente,
    eternamente te amaré.
    En todas partes, donde estés,
    donde esté yo,
    y donde estará mi sombra
    perfilando el camino que he pisado.


    Te amaré como amo aquel lugar
    desconocido donde deseo perderme.

    Te amaré con tanta fuerza,
    con tanta fuerza te amaré
    como mis ojos puedan llorar
    a cada sonrisa tuya, robada
    y guardada en mi recuerdo.

    Te amaré constantemente,
    constatemente te amaré.
    Te amaré con la frecuencia
    con la que mis pupilas miran
    hacia las estrellas, buscándote,
    buscando el reflejo del mar
    que reside en tus ojos.

    Te amaré continuamente,
    continuamente te amo
    como sigo caminando
    hacia mi destino,
    que, sin embargo, se antoja
    tan lejano como paralelo al tuyo.
    Aún siento que queda camino,
    un horizonte inhumano
    que me queda por andar
    (y motivos suficientes
    para seguir amándote
    paso a paso, poco a poco.)

    Te amaré hasta perderte,
    hasta perderte te amaré,
    por eso nunca, jamás nunca,
    podré dejar de amarte.

    Estrellas rotas


    Mientras piensas con el cielo,
    mi corazón se endurece,
    poco a poco, lentamente.

    Mas la piedra que reparte
    a la sangre por mi cuerpo,
    se convierte en instrumento
    necesario para amarte,
    lentamente, para siempre;
    para alcanzar a mis sueños.

    Anoche salí a buscarte
    junto al eterno tiempo.
    Más allá del firmamento,
    donde las luces no invitan
    a dormir, sino a soñar,
    contemplarlas en silencio.

    Anoche arrojé la piedra
    al eterno sufrimiento
    que me ocasiona la noche.
    Las estrellas lamentaron
    mi forma de contemplarlas,
    se quebraron en mil trozos
    que caían desde el cielo
    como lágrimas de cera:
    con el calor se funden
    y con el frío se hielan.

    Si te digo que en su estela
    pude ver a tus dos ojos
    expresando la manera
    de decirme lo que piensas...
    y quizás no me creyeras,
    ni mi mente a mí tampoco,
    pero es cierto. Te soñé.

    Todavía necesito más estrellas
    que romper. Por si en alguna
    encerraste la solución
    al mensaje que mis labios
    no saben interpretar,
    pero que un día enviaste
    a mi frágil corazón.

    (Continuará...)


    Estrellas rotas (continuación).


    Hoy el cielo se ha apagado.
    No hay estrellas que romper.

    Pero el suelo se ilumina
    con estelar polvareda,
    otorgando a este ambiente
    un toque tan sideral
    como el tacto de tu piel,
    que penetra bruscamente
    en mi alma, como un escalofrío,
    y se marcha de repente.

    Una extraña sensación,
    pues de sentirte a perderte
    han transcurrido segundos...

    ...y no encuentro aquel mensaje
    que dejaste en las estrellas.

    Si te cuento cuál fustrante
    fue mi forma de chocar
    con la cruda realidad
    de no tenerte; de pensar
    que mis años invertidos
    en buscarte, sin motivo,
    entre todos los luceros
    que habitaban en el cielo
    no era más que una utopía,
    me creerías. De verdad
    que me creerías. Te lloré...

    ...y las gotas me sirvieron de epitafio.

    Te dedico cada anónima lágrima
    que por ti he derramado,
    y por ti derramaré eternamente.

    Soy consciente que he volado
    lo más alto que he podido,
    pues debajo de mis pies
    se encuentran todos los astros
    de este cielo tan vacío.
    De un cielo tan apagado
    que en su noche me he perdido.

    Aún así, entre cenizas,
    sigo observando a tus ojos.
    Y el calor de tu mirada
    ya derrite, poco a poco,
    a la piedra que tengo por corazón.


    Un vacío, dos puntos de vista.


    Podrás sobrar en la vida,
    como sobran los guijarros
    en la arena de la playa;
    como las gotas de lluvia
    en dantescas tempestades;
    como un halo de luz
    a las doce, al mediodía;
    o la más lejana estrella
    que se apaga a medianoche.


    Pero digo, si te marchas,
    que tus pasos dejarán
    un gran vacío, tan oculto
    sobre mí como notable;
    como una pieza que falta
    en un puzle terminado;
    como una tilde puesta
    en lugar equivocado
    o esa nota malsonante
    en la prima melodía
    que se escapa del piano.

    Tras de ti, iré a tu lado.


    Aún


    Aún podría dibujarte con mis dedos
    y quedarme abrazado a tu silueta;
    y apagar mis sollozos invernales,
    con la piel de tu dulce primavera.


    Aún observo los espejos, por si acaso
    te encontraras donde no pudiera verte,
    porque siento tus caricias
    al ocaso de mi espalda,
    y mis labios sin poder corresponderte.


    Quizás sobran los motivos
    que tuvimos al querernos,
    pero faltan tus abrazos, tus susurros...
    ... y los besos emotivos que me dabas,
    pues perdura tu vacío sobre mi cama
    y mis llantos en este hostil invierno.


    Aún podría dibujarte con mis dedos
    tan despacio, que hasta siento que te acercas
    y me abrazas, me susurras...
    ... y me llamas con tus besos,
    y por eso, no percibo que te alejas.


    El espejo de pared.


    En la esquina del espejo de pared
    gateaba desde niño mi reflejo,
    y mis manos se posaban en su tez
    con las ganas de soñar con ser más viejo.

    Hoy el tiempo ha pasado por tu tacto
    y las grietas asoman por tu pellejo.
    Las vivencias escondidas por tu pacto
    de silencio marcó al mundo con tu dejo.

    Desde siempre te creí el depositario
    de las almas de los que te contemplaban.
    Hoy tus grietas me demuestran lo contrario.

    Pues tú eras solamente el escenario
    donde todos a su alma hallar ansiaban.
    Y mi alma tiene en mí su santuario.


    Cuento de hadas.

    A tus pies caigo rendido
    porque desde que te conocí
    me administras la esperanza
    en dosis tan pequeñitas
    que se me torna imposible olvidarte.

    Ante
    el deseo de buscarte,
    tu virtud de encontrarme
    en ese momento preciso
    en el que te necesito:
    a todas horas del día.

    Bajo la luz de la luna,
    porque hoy es luna llena,
    he pronunciado tu nombre,
    por si el eco de mi voz
    te llegara a través de las estrellas.

    Cabe pensar que necesito
    amarte cada día con más fuerza.
    No me dejes que te ame,
    porque el amor crea locos
    y yo quisiera vivir cuerdo
    eternamente, entre tus labios.

    Con ansiedad, a tus besos
    me agarro, por miedo a caer.
    Mas si caigo en la razón,
    otra vez, con recordarte me basta.
    Porque estás en mi memoria.


    Contra toda posibilidad
    de equivocarme, te quiero.
    Pues la huella de tus ojos
    perforó mi corazón.
    Aunque no sentí dolor,
    pues detrás de tu mirada
    está el opio del afecto.
    Pero ello no me basta,
    y ahora busco un sentimiento
    que solo tus besos pueden darme.

    De buscarlos, los encontré.
    Mi tozudez pudo sobre mí.
    Y mis ganas por saber de su sabor
    me llevaron a emprender este camino.

    Desde el fondo de tus ojos
    inicié esta mental travesía,
    odisea hacia lo desconocido.
    Promesa por conocer.

    En la morada del cielo
    pasé, pero allí no te encontré
    porque ya te habías ido,
    sabiendo que mi voz ya te buscaba
    desde aquella luna llena.


    Entre las olas del mar,
    navegué por tempestades,
    por aguas calmas también.
    Aunque tu voz retumbaba
    en la palma de mis manos,
    pues sentía su calor, te perdí.
    Mas no quise desistir.

    Hacia el fondo del océano,
    arrojé mis lágrimas,
    que se fundieron con el agua
    y se hicieron tan oscuras
    como la noche aterciopelada.

    Hasta encontrar a tus labios
    dediqué toda mi vida.
    La esperanza que me diste
    mantuvieron a mis ganas,
    y todavía dispongo
    de mi otra media vida


    para poder disfrutarlos.
    ¿Quién lo diría?
    Media vida dedicada a ti,
    y la otra media también.
    Sin saber muy bien por qué
    me siento tan vacío
    como el viento del desierto
    si no estás.

    Por siempre jamás,
    te amaré. Te amaré
    para siempre.


    Según tengo entendido,
    el amor no entiende de razones,
    ni tampoco de motivos,
    solo de impulsos.
    Y mi impulso hacia ti
    cada día va creciendo.

    Sin ti me vuelvo loco.
    Definitivamente he rodado
    hacia la trampa de tu amor.
    Cual campesino enfermado
    con la fiebre de tu oro.
    Conscientemente inconsciente.

    So pena de caer, deambulo
    entre los márgenes de mi destino,
    deseando alguna vez salirme de él
    y encontrarme con el tuyo.
    Aunque eso es imposible.

    Sobre la cuerda de mis sueños
    mi ilusión pende de un hilo
    atado, en un extremo a ti,
    y en el otro, a mi corazón.

    Tras la marca de tus pasos
    pisan mis pies,
    intentando no borrarlos.
    ¡Quién sabe si algún día necesito
    retroceder al pasado
    para hallarte en el futuro!
    Peores cosas se han visto.

    Durante toda la eternidad
    te amaré. Te amaré
    eternamente.

    Mediante el motor de mi deseo.



    ~

    MEMENTO

    A tus pies caigo rendido
    ante el deseo de buscarte
    bajo la luz de la luna.

    Cabe pensar que necesito
    con ansiedad a tus besos,
    contra toda posibilidad
    de buscarlos, los encontré:

    Desde el fondo de tus ojos,
    en la morada del cielo,
    entre las olas del mar,
    hacia el fondo del océano.
    Hasta encontrar a tus labios
    para poder disfrutarlos
    por siempre jamás.

    Según tengo entendido,
    sin ti me vuelvo loco.
    So pena de caer, deambulo
    sobre la cuerda de mis sueños
    tras la marca de tus pasos.
    Durante toda la eternidad
    Mediante el motor de mi deseo.