Hoy el cielo se ha apagado.
No hay estrellas que romper.
Pero el suelo se ilumina
con estelar polvareda,
otorgando a este ambiente
un toque tan sideral
como el tacto de tu piel,
que penetra bruscamente
en mi alma, como un escalofrío,
y se marcha de repente.
Una extraña sensación,
pues de sentirte a perderte
han transcurrido segundos...
...y no encuentro aquel mensaje
que dejaste en las estrellas.
Si te cuento cuál fustrante
fue mi forma de chocar
con la cruda realidad
de no tenerte; de pensar
que mis años invertidos
en buscarte, sin motivo,
entre todos los luceros
que habitaban en el cielo
no era más que una utopía,
me creerías. De verdad
que me creerías. Te lloré...
...y las gotas me sirvieron de epitafio.
Te dedico cada anónima lágrima
que por ti he derramado,
y por ti derramaré eternamente.
Soy consciente que he volado
lo más alto que he podido,
pues debajo de mis pies
se encuentran todos los astros
de este cielo tan vacío.
De un cielo tan apagado
que en su noche me he perdido.
Aún así, entre cenizas,
sigo observando a tus ojos.
Y el calor de tu mirada
ya derrite, poco a poco,
a la piedra que tengo por corazón.
No hay estrellas que romper.
Pero el suelo se ilumina
con estelar polvareda,
otorgando a este ambiente
un toque tan sideral
como el tacto de tu piel,
que penetra bruscamente
en mi alma, como un escalofrío,
y se marcha de repente.
Una extraña sensación,
pues de sentirte a perderte
han transcurrido segundos...
...y no encuentro aquel mensaje
que dejaste en las estrellas.
Si te cuento cuál fustrante
fue mi forma de chocar
con la cruda realidad
de no tenerte; de pensar
que mis años invertidos
en buscarte, sin motivo,
entre todos los luceros
que habitaban en el cielo
no era más que una utopía,
me creerías. De verdad
que me creerías. Te lloré...
...y las gotas me sirvieron de epitafio.
Te dedico cada anónima lágrima
que por ti he derramado,
y por ti derramaré eternamente.
Soy consciente que he volado
lo más alto que he podido,
pues debajo de mis pies
se encuentran todos los astros
de este cielo tan vacío.
De un cielo tan apagado
que en su noche me he perdido.
Aún así, entre cenizas,
sigo observando a tus ojos.
Y el calor de tu mirada
ya derrite, poco a poco,
a la piedra que tengo por corazón.
1 reacciones:
28 de abril de 2009, 19:03
Nunca esperes, ve a buscar!!!
Besos!!!
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