La ventana: diciembre 2009
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    Frágil status quo.




    No amanecen las mañanas en tu ausencia,
    ni se apaga ese foco vespertino
    que a veces llamamos sol, a veces esperanza.

    No se rompen los suspiros cristalinos
    que descansan en la calma de los lagos,
    ni se funden mis antojos e ideales con tu sino.

    Todo el pulso que rodea mi existencia.
    se somete a un estado de paciencia
    camuflada de tranquila, disfrazada de cordero.

    Mientras yo, exaspero a mi deseo
    con promesas de que hoy sí volverás,
    aunque sea con el fin de despedirte.

    Desde entonces faltan horas
    que contar en mi reloj, sobra el tiempo
    que separara a tu presencia de la mía.

    Y por eso mis palabras, como gotas
    de una lluvia que ni empieza ni termina,
    se desprenden del cielo de mi deseo,
    precipitan en mi solitaria vida
    y se estrellan con la cruda realidad
    de que hoy, todavía faltas tú.

    La llama.