En la nimiedad de cada minuto
que pasa, constante, por el reloj,
marcada con una huella está el tiempo
de pequeños y complejos detalles.
En sesenta segundos imaginan
mis suspiros ser el eco de tu voz.
Mas si llegan, sólo son un pensamiento.
Son sesenta los segundos que aguanta
mi corazón por resistir a tus besos,
sin caer en más tentación que tus labios.
Y un minuto se llena de confusión
cuando saco la intención a tu mirada,
pues descubro que en ella yo nunca estuve.
Sólo déjame un minuto y me pierdo
en mis silencios. Un minuto sólamente
por si así pudiera yo encontrarte;
más allá del eco de tu voz,
de mi frágil corazón,
de mi ilusoria ilusión
de haber estado en tus brazos...
Sólo déjame un segundo repetido
tantas veces como son sesenta intentos.
Para así poder lograr del tiempo
la huella que dejaron tus detalles.
marcada con una huella está el tiempo
de pequeños y complejos detalles.
En sesenta segundos imaginan
mis suspiros ser el eco de tu voz.
Mas si llegan, sólo son un pensamiento.
Son sesenta los segundos que aguanta
mi corazón por resistir a tus besos,
sin caer en más tentación que tus labios.
Y un minuto se llena de confusión
cuando saco la intención a tu mirada,
pues descubro que en ella yo nunca estuve.
Sólo déjame un minuto y me pierdo
en mis silencios. Un minuto sólamente
por si así pudiera yo encontrarte;
más allá del eco de tu voz,
de mi frágil corazón,
de mi ilusoria ilusión
de haber estado en tus brazos...
Sólo déjame un segundo repetido
tantas veces como son sesenta intentos.
Para así poder lograr del tiempo
la huella que dejaron tus detalles.
1 reacciones:
3 de diciembre de 2008, 15:23
Hola amigo mil gracias por tu visita y tu comentario. Aquí estoy degustando tus letras y de veras muy interesantes. Te felicito. Me agrada encontrar este tipo de espacios que nos demuestra que la poesia, contrario a lo que muchos piensan, sigue muy viva.
Un abrazo,
Víctor
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