Se rompió la voz dormida
que vive dentro de mí,
porque sueña con la vida
paralela, que te espera,
en el mundo del recuerdo.
De mi boca sólo sale
una palabra, tu nombre.
Y mis ojos se convierten
en espejo de los tuyos,
porque sólo te veo a ti
cada vez que tú me miras.
En mi mente todo vale,
pero nada es más valioso que tú.
Mis manos te intentan atrapar,
y mis brazos envolver.
Nadie hace caso a la mente
cuando habla el corazón.
Y mi cuerpo se fusiona
con el viento de tus formas,
vaporosas como un lazo de papel,
delicadas como un diente de león.
Tan frágil que se deshace
en millones de pedazos
si se estira más allá
de lo imposible.
Tan frágil que te deshaces
en millones de pedazos
si te abrazo más allá
de lo sutil, más allá
de mis abrazos.
Tu recuerdo se evapora
como gota de agua fresca
que se choca de improviso
con el fuego de mis labios.
Pero siento, más allá
de todo esto que sucede,
que nunca él se ha marchado.
Tu recuerdo y tu presencia,
se fusiona con el aire
que respiro cada día.