Cuando el muro de unos brazos se derrumba,
cuando el habla del recuerdo reverbera
en tu cabeza como un silencio roto.
Cuando tus ojos se desprenden de ideales
mas se llenan de esperanza por vivir,
no hay pasado, ni presente, ni futuro
en tu memoria, salvo tú. Nadie más.
Siente el viento que se choca con tu cara
como gotas de rocío sobre el mar.
Siente el sol como lo sienten las hojas
en otoño, pues conscientes de su fin,
no tienen miedo a morir, porque vivieron.
Construye tu paraíso sobre el sustrato del suelo,
porque el cielo ya está lleno de personas
que sueñan poder tocarlo, mas no pueden alcanzar.
Y sueña con tu palabra, cree en ti, confía en ti.
Solo así descubrirás que la vida no está escrita,
que la tienes que escribir con emociones,
con momentos de alegría, y con pulsos del sufrir.
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